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¿Arte o vandalismo?

  • Foto del escritor: Culturizadamente
    Culturizadamente
  • 11 dic 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 12 dic 2018

El mundo del grafiti aún está por explorar, aunque en algunos pueblos y ciudades, se abren a esta práctica para decorar sus calles

 

VALLADOLID/ ZAMORA. Sara Becerro Alonso y Eva Gallego Vidal


Murales en las calles del casco antiguo de Zamora, Foto: Eva Gallego

“Más allá de definir si el grafiti es un arte o vandalismo, es una expresión de una comunidad de la sociedad” Polvoe, artista urbano.


El arte tiene que estar en la calle, a cualquier nivel y a la vista de cualquier persona. Tanto la calle como las personas, necesitan expresarse, mutar, respirar y reinventarse a cada momento de su vida, y así lo hacen. Con ello, hablamos también de los grafitis.


Dentro de este mundo hay una pregunta que divide a la sociedad en dos: los que opinan que es una forma de expresión del arte; y los que consideran vandalismo a esta práctica.

Los grafitis llevan años plasmando las paredes, edificios, muros, carteles… De todas nuestras calles, ciudades y pueblos. Algunos, los miran y admiran a su paso y otros, se enfadan.


Antes de la existencia del movimiento actual que existe con el grafiti, existía con lápices u objetos punzantes, hasta el punto de que ciertos arquitectos españoles hacían los paramentos de los edificios con terminaciones de difícil ataque por los grafiteros, sin prever entonces que aparecería el aerosol.


En España el tagging con aerosoles empezó de una manera peculiar, denominado como "estilo flechero" y surgió espontáneamente. A principios de los años 1980, en plena movida madrileña, varios jóvenes se pusieron a escribir en las calles, los metros, las estaciones, etc., con sus rotuladores primero y después con aerosol.


Muelle (Juan Carlos Argüello) fue el primero en aparecer alrededor del año 1980 y en los cuatro años siguientes le siguieron otros como Bleck La Rata y Glub. Era un movimiento descontrolado, con mucho respeto entre los grafiteros y se les denominó como grafiti autóctono madrileño. A esta corriente también se la ha llamado a veces despectivamente «flecheros», por la inclusión de flechas en sus firmas.

El arte urbano viste la ciudad del románico

Calles peatonales, edificios no muy altos, iglesias e iglesias románicas y grafitis, sí, grafitis. El arte urbano también está presente en el casco antiguo de la ciudad con un mayor número de templos románicos de Europa. Por todo el casco antiguo de la ciudad puedes encontrarte con distintos murales que decoran edificios, muchos de ellos a modo de trampantojo.

Zamora en el 2015 aposto por estos murales para que la ciudad se modernizara y para así poder ofrecer una ruta alternativa a los turistas. Desde ese año la bien cercada ha ido añadiendo poco a poco grafitis artísticos por toda la ciudad. En un principio este proyecto estaba dedicado a ofrecer una ruta turística alternativa, pero con el paso de tiempo se ha convertido en un proyecto social.


Un nuevo mural que preside la entrada al barrio de San José Obrero se ha desarrollado como una de las actividades del I Congreso Nacional de Educación de Calle. Este grafiti tiene la misma autoría que el grafiti que adorna la fachada del ayuntamiento, pero tiene un fin muy distinto. En este caso, en palabras del Ayuntamiento, se trata de una “realización de un mural, con una alegoría de la Educación, y en un lugar bien visible en alguno de los barrios donde se interviene desde la educación de calle, dignificando la calle”.


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